CAMPO DE refugiados de MORIA

Este campo de refugiados se incendió en septiembre de 2020 y desapareció.

“Las llamas, alimentadas por los fuertes vientos y por la dejadez administrativa y la falta de una política migratoria europea común, se extendieron rápidamente por los contenedores, tiendas de campaña, las carpas donde dormían los refugiados, los dispensarios médicos y las oficinas administrativas hasta reducir la mayor parte a cenizas”. Fuente El País.

Isla de Lesbos. La situación en Moria fue dramática e inhumana y hasta su desaparición los datos eran estos:

  • Hasta el trágico incendio, en este campo de refugiados vivían 20.000 personas en un campo con capacidad para 3.000 personas.

  • 1 baño por cada 100 personas.

  • 1 ducha por cada 75 personas.

  • Dos médicos para atender a las 20.000 personas del campo.

  • 150 intentos de suicidio al mes. Suicidios de niñas y niños de entre 6 y 8 años.

  • Violaciones y abusos sexuales a mujeres, niñas y niños.

  • Comida de mala calidad y que no cubre las necesidades nutricionales.

  • Esperas de 3 ó 4 horas para recoger cada una de las comidas diarias. Un total de 12 horas al día esperando. La espera es al aire libre, para recoger el desayuno empiezan a hacer fila a las 4 de la mañana.

  • La entrada al campo para personas voluntarias como nosotras estaba prohibida, era necesario solicitar un permiso para poder entrar y era difícil conseguir que te lo acepten. Para los que lo consiguieron, una vez dentro, grabar o tomar fotos estaba prohibido. Si la policía te veía grabando se quedaba o destruía la cámara.

No quieren que seamos testigos incómodos de la vulneración de los Derechos Humanos que se están llevando a cabo en Moria.

Colaboramos con un proyecto que actualmente se desarrolla en la Isla de Lesbos:

The Hope Project

Eric y Filipa coordinan este proyecto con el que se reparten productos de primera necesidad como ropa, calzado, productos de higiene, pañales, etc. a personas que viven en el campo de refugiados de Moria. Además ofrecen un espacio increíble en el que las personas refugiadas y migrantes atrapadas en la isla pueden expresar sus emociones a través del arte y sobre todo conviven durante un tiempo en un ambiente libre de violencia. Se encuentran con clases y cursos de pintura, música en directo y un espacio muy acogedor y confortable en el que están expuestas todas las obras que las alumnas y alumnos han ido realizando en este tiempo y que están a la venta para seguir recaudando fondos para el proyecto. 

CAMPO DE refugiados DE RITSONA

Este campo de refugiados que da nombre a nuestra asociación se ha convertido actualmente en uno de los muchos campos-cárceles consecuencia directa de lo poco que cuentan los valores en esta Europa fallida.

En nuestra última visita como personas voluntarias constatamos con angustia, con indignación y con impotencia, que Ritsona se había convertido en un campo-cárcel: campos amurallados de varios metros de altura y con concertinas, con seguridad privada que impide el acceso, con un régimen carcelario y expulsión de la mayoría de ONG que estaban en los campos.

La acción humanitaria se ha criminalizado, incluso, ha habido registros policiales en varias sedes de las organizaciones humanitarias. No quieren que haya testigos de lo que se está viviendo dentro de los campos. Hasta hacer una foto del muro exterior se ha constituido en delito, de tal manera, que si haces una foto del exterior del muro y la policía te ve o la seguridad privada, te detienen, que llevan a comisaria, estás detenido 24 horas y sales libre pendiente de juicio.

Está situado en la antigua base aérea de Evia, a unos 5 kilómetros del pueblo que le da nombre y a 17 kilómetros de Chalcis, ciudad costera del sur de Grecia. El campo se creó en medio de una zona arbolada el 13 de marzo de 2016. A finales de 2016 el campo fue declarado semi-permanente.

 

¿Qué hicimos para mejorar la vida de las personas refugiadas en Ritsona?

Distribución de cocinillas y jarras de té. En noviembre de 2016 los residentes del campo pasaron a vivir en contenedores de obra prefabricados. Esto supuso una mejora en sus condiciones de vida ya que, a diferencia de las tiendas de campaña, donde vivían antes, estos contenedores están mejor aislados, cuentan con bomba de frío y calor y con baño en su interior. El nuevo alojamiento no permite poder cocinar, por lo que se hacen pequeños fuegos en el exterior de los contenedores, con todos las dificultades que esto conlleva; poca higiene y dificultades atmosféricas añadidas (en el invierno la nieve cubre el campo y se hace muy complicado estar a la intemperie y en verano las temperaturas superan los 40 grados al sol).

Para poner fin a esta situación y basándonos en la importancia que creemos que tiene que puedan cocinarse su propia comida, desde la Asociación Amigos de Ritsona les proporcionamos 105 cocinillas y 60 jarras de hervir agua, asegurándonos de esta forma que todos los residentes tenían una en su contenedor. En junio del 2016 volvimos a comprar 100 cocinillas, ya que habían llegado nuevos residentes y otras se habían estropeado.

 

Alojamiento familias vulnerables. Una de las líneas de acción más importantes llevada a cabo por la Asociación Amigos de Ritsona fue la de proveer de alojamiento digno y manutención a las personas en situación de mayor vulnerabilidad que residen en el campo. Entre ellas se encuentran mujeres embarazadas o con bebés recién nacidos, mujeres solas con hijos y personas enfermas. Para costear estos gastos lanzamos una campaña de búsqueda de “padrinos” que estuviesen dispuestos a realizar una aportación mensual mientras esta situación durara. La logística en el terreno la realizó la Asociación Solidaridad con Ritsona que, junto con un grupo de voluntarios/as griegos/as residentes en la zona, se ocuparon de ayudar a las familias con la búsqueda de alojamiento, en la mudanza y posteriormente en cualquier situación en la que pudieran necesitar soporte u orientación, sobre todo con asuntos de traducción, acompañamiento al médico o gestiones relacionadas con luz, agua o teléfono.

 

Petición de asilo de Qamar. En octubre de 2016 iniciamos a través de la plataforma Change.org una campaña de recogida de firmas para solicitar el asilo de Qamar y su familia en España. Qamar era en aquel momento una niña de 15 meses con una enfermedad respiratoria grave que por recomendación médica no debía de permanecer en el campo de refugiados de Ritsona. La campaña a través de Change.org superó las doscientas mil firmas. Después de varios meses de lucha, la familia recibió la noticia de que les habían asignado Irlanda como país para su reubicación. Aunque nos hubiese gustado que viniese a España, lo importante es que estén en una vivienda digna y con acceso a atención sanitaria.

 

Asistencia dental. En el campo de refugiados de Ritsona hay dentistas que realizan operaciones básicas (sobre todo extracciones) pero hay mucha demanda y muy pocos especialistas, lo que hace que la lista de espera sea de meses. Desde marzo de 2017 estamos tratando de ayudar al mayor número de personas que nos piden asistencia principalmente a aquellos/as con fuertes dolores que les impiden tener calidad de vida. Un residente en el campo se ocupa de gestionar las citas con el dentista en Chalkida, la población más cercana, las citas se piden los días que hay trasporte público que los lleve al campo, sólo se utilizan otras opciones (solicitud de taxi) si hay casos de urgencia que no pueden esperar.